Leyendo Jeremías 9:23-24 en La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional, 1999 (NVI, 1999) La Revelación de Dios a su profeta Jeremías se expresa así:
Así dice el SEÑOR:
«Que no se gloríe el sabio de su sabiduría,
ni el poderoso de su poder,
ni el rico de su riqueza.
Si alguien ha de gloriarse,
que se gloríe de conocerme
y de comprender que yo soy el SEÑOR,
que actúo en la tierra con amor,
con derecho y justicia,
pues es lo que me agrada – afirma el SEÑOR»
(las mayúsculas provienen de la traducción NVI, 1999).
El apóstol Pablo aplica a los creyentes de Corinto lo que Jeremías escribió
a propósito de que conocer a Dios es la única razón que haya para gloriarse.
Así es como lo dice Pablo en 1 Corintios 1:26-31:
Hermanos, consideren su propio llamamiento:
No muchos de ustedes son sabios, según criterios meramente humanos; ni son muchos los poderosos ni muchos los de noble cuna. Pero Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos. También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que es nada, para anular lo que es,
a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse. Pero gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra sabiduría – es decir, nuestra justificación, santificación y redención – para que, como está escrito: «Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe en el Señor.
Cada uno debe elegir su fuentes de orgullo, sea en el dominio de la sabiduría natural,
sea en el dominio de la sabiduría de Dios manifestada en su Hijo Cristo Jesús.
Este Jesús como le describe Pablo es para nosotros sabiduría de Dios.
Se trata de una sabiduría por medio de la cual somos declarados justos,
por la cual obtenemos la fuerza para vivir como Dios lo quiere, y
también por medio de la cual somos libres frente al pecado,
es decir que podemos elegir alejarse del pecado
por el poder del Espíritu Santo que actúa en nosotros.
En 1 Juan 5:20 (NVI, 1999), el apóstol Juan llega una precisión sobre Jesús:
También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y estamos con el Verdadero, con su Hijo Jesucristo. Éste es el Dios verdadero y la vida eterna.
El título de la presente página web, «¿Conocer al Dios verdadero?», plantea una pregunta que se puede formular de manera más explicita si preguntamos: «¿Existe de veras hoy en día la posibilidad que llegamos a conocer al Dios verdadero?». Para el apóstol Juan autor de esta carta y para sus primeros lectores, esta pregunta tenía la siguiente respuesta: «claro que sí». 1 Juan 5:20 también nos desvela que el entendimiento de conocer al Dios verdadero nos viene del Hijo de Dios mismo.
Amigos y amigas de www.savoiretcroire.ca que tienen interés en esta pregunta encontrarán, lo espero, ayuda para andar en el camino que conduce hacia el conocimiento del Dios verdadero. Pero ni este sitio web ni nada puede sustituirse a la lectura personal de la Biblia con un actitud de oración hacia Dios, pidiéndole a él que se les da ojos al corazón para lograr conocerlo en la intimidad de su ser.
Por otra parte, la versión inglesa de está página (Knowing the True God?) da acceso a contenidos de otros sitios Web que prolonga lo que se hace en savoiretcroire.ca.
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Daniel Garneau, B Th, B Com, MA
el 12 de mayo de 2016; puesta al día el 2 de julio de 2018