Venir a la Biblia para encontrar a Dios

«Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, extenuada y sedienta» (Salmo 63.1, NVI).

Venir a la Biblia para encontrar a Dios. Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti.
Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti;
todo mi ser te anhela, cual tierra seca, extenuada y sedienta (Salmo 63.1, NVI).

Una preocupación mía es venir por dentro de las Escrituras Santas para encontrar a Dios. El libro de los Salmos es un muy buen ejemplo para hacerlo día tras día.  En especial cuando estoy muy ocupado con todas clases de cosas que deseo cumplir por algún día, los Salmos me ayuden muchísimo para empezar el Día pasando unos minutos con Dios.

Encontrará usted otras reflexiones y documentos en las versiones francés y inglés de la presente página, bajo Venir à la Parole pour rencontrer Dieu y Scripture Engagement.

Escribiré aquí lo que pasa conmigo cuando estoy leyendo algunos Salmos con esta actitud. A veces citaré, sin comentarles, versículos de Salmos que hablen por si mismo. Eso lo haré poco a poco, publicando lo que estoy descubriendo día tras día haciéndolo.

Salmos 1-2

¿Qué es lo que puede darme ánimo ahora mismo por haber leído Salmos 1 y 2?

Como el rey David que escribió aquellos dos Salmos, yo también me identifico con todas las personas tras de los siglos siguientes hasta ahora que encuentran gozo y alegría :

  • deleitándome en la ley del Señor;
  • siguiendo el sendero que el Señor cuida;
  • refugiándome bajo la protección del Hijo de Dios.

¿Te deleitas leyendo y meditando la Palabra de Dios dia trás dia? ¿Te importas a tí seguir el sendero del Senor, sabiendo que eres protegido por el soberano del universo? ¿Has puesto tu confianza en Jesus Cristo para todas las esféras de tu vida? Favor de juntarse a nuestra comunidad de dialogo acerca de la fe cristiana para compartir con nosotros, y delante el mundo entero, lo que Dios hace en su vida tras tus oraciones con los Salmos.

Salmos 3-5

Lo que a mí me toca son, primero, los pasajes:

Pero tú, oh Señor, eres un escudo que me rodea; eres mi gloria, el que sostiene mi cabeza en alto  (Salmo 3:3, NTV*).

Pues tú bendices a los justos, oh Señor; los rodeas con tu escudo de amor (Salmo 5:12, Nueva Traducción Viviente).

Unas días más tarde, unos versículos más me animaron muchísimo también:

Me acosté y dormí, pero me desperté a salvo,
porque el Señor me cuidaba (Salmo 3:5, NTV).

En paz me acostaré y dormiré,
porque solo tú, oh Señor,
me mantendrás a salvo (Salmo 4:8, NTV).

Además de ser el escudo que me permite dormir en paz, Dios escucha a los justos cuando oremos y Él nos guía de modo que somos protegidos de parte suya (Salmos 4:3; 5:7-8).

Salmos 6-9

Los Salmos 6-9 son ejemplos en que David sabía como se sentía, y se acercó de Dios con toda sinceridad, expresándose con sus emociones tal como eran.

Ay­údame Señor quedarme en comunión contigo, incluso con la situación dolorosa en que estoy pensando ahora mismo. Ayúdame admitir lo que siento realmente – y hacerlo por delante de tí , con toda la verdad y honestidad posible.

Me confío en ti. Espero en tu justicia perfecta, hasta que, algún día sea obvia para todas y todos. Eso lo sabía David, y se confió en ti, también yo me confío en ti, con mi situación.

Salmos 10-23

Los Salmos 10-23 empiezan con un sentimiento de que está abandonado él que no tiene recursos (Salmo 10) y se acaba con la paz y la confianza en que Dios le cuida como un buen pastor a sus ovejas (Salmo 23). Entre aquellos dos Salmos, se encuentra otra vez este mismo sentimiento de estar abandonado de Dios (Salmo 18) seguido por la confianza en Dios que merezca toda nuestra admiración y entonces nuestra confianza (Salmo 19).

Así pues, oramos apoyándose sobre los Salmos 10-23 para encontrar a Dios por dentro de nuestros momentos de inseguridad personal, sea material o emocional, y de confusión.

Salmos 24-34

Leyendo los Salmos 24-34 tratando responder preguntas como las siguientes puede ayudarnos sacar sentido para nosotros viviendo muchos años después en otro contexto:

  • ¿Qué clase de persona se acerca a Dios?
  • ¿Con qué actitud de corazón se presentan por delante de Dios?
  • ¿Qué es lo que hace Dios para los que le obedecen porque se confían en él?

Aquellas preguntas – que pueden ayudarnos apropiarse otros Salmos también – nos invitan considerar con cual clase de disposición nos presentamos por delante de Dios. ¿Creemos que en realidad él tiene poder sobre todo lo que nos preocupa (Salmo 24)?

¿Decimos, con David?

  • Oh Señor, te entrego mi vida. ¡Confío en ti, mi Dios (Salmo 25:1)!
  • Siempre estoy consciente de tu amor inagotable (Salmo 26:3a).
  • Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me mantendrá cerca. Enseña me cómo vivir, oh Señor. Guía me por el camino correcto, porque mis enemigos me esperan (Salmo 27:10-11);
  • A ti elevo mi oración, oh Señor, roca mía… (Salmo 28:1)
  • … Prorrumpo en canciones de acción de gracias (28:7b).

¿Nos ayuda, con David, imaginarse que «la voz del Señor resuena con relámpagos […] hace temblar al lugar desolado» (Salmo 29:8), aplicando esta imagen a crisis que vivimos, orando, «el Señor gobierna las aguas de la inundación» (Salmo 29:10a)?

Frente a la desesperación, no perdemos de vista toda esperanza porque de verdad: «El llanto podrá durar toda la noche, pero con la mañana llega la alegría» (Salmo 30:5b). En vez de desesperarse, podemos decirle a Dios lo que sentimos. Como los salmistas, y con ellos, podemos orar, por ejemplo, «Ten misericordia de mí, Señor, porque estoy angustiado. Las lágrimas me nublan la vista […]. Pero yo confío en ti, oh Señor; digo: «¡Tu eres mi Dios!». Mi futura está en tus manos» (Salmo 31:9a, 14, 15a).

Si luchamos con culpabilidad, oremos : «¡Oh, qué alegría para aquellos a quienes se les perdona la desobediencia, a quienes se les cubre su pecado!» (Salmo 32:1). Si luchamos con lo que alguien hizo, sabemos que: «Desde su trono observa a todos los que viven en la tierra. Él hizo el corazón de ellos, así que entiende todo lo que hacen» (Salmo 33:14-15).  Siempre nos podemos confortar sabiendo que: «El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; él rescata a los de espíritu destrozado» (Salmo 34:18).

Salmos 35-41

David oraba que Dios se opone a sus enemigos (35:1-6; 15-26). Oró que sea protegido de las trampas de decepción de parte de sus oponentes, para que aquellas trampas sirven de juicio en contra de sus enemigos (35:7-8). Salmo 35 es una expresión de confianza hacia la intervención de Dios a favor de la justicia (35:2-12; 18, 22-24, 27-28).

Frente a la desdicha de sus enemigos (por ejemplo cuando ellos fueron enfermos), nos encontramos a David orando a favor de ellos (35:13), con tristeza y compasión (35:13-14).

Por fin, David se confió en Dios de que le alabarán a Dios, todos los que trabajan a favor de la justicia y del reino de Dios; por último, se confió en Dios de que todos ellos que buscan la justicia con la verdad estarán satisfechos y vivirán en la alegría (35:27-28).

Que hagan lo que hagan las personas que nos tratan de modo injusto, de modo que no corresponde a la justicia y a la verdad… ¡siempre nos podemos confiarse en Dios!

Los Salmos 35-41 son oraciones de confianza en Dios frente a enemigos. El Salmo 37, además de expresar la confianza en Dios, también está insistiendo en la importancia de hacer bien, aunque tengamos enemigos actuando mal en nuestra contra. Aquella sabiduría de vida tiene su fuente en nuestra confianza en que Dios triunfará.

Salmos 42-49

Los Salmos 42-49 abren el segundo (Salmos 42-72) de los cinco libros de los Salmos. Parece que no se sabe por cierto cuando o por quién muchos de ellos fueron escritos.

Aparentemente fueron cantado por aquellos conocidos como los descendientes de Coré. El mismo Coré que se rebeló contra el Señor, conspirando contra sus lideres, y que fui castigado por Dios (Números 26:9-11). Pero sus hijos no tomaron parte en la rebelión de su padre, y sus descendientes oran a Dios cantando unos de los Salmos 42-49.

Los Salmos 42-45 muestran una lucha de creyentes que tienen dificultad en reconciliarse con la situación mala que le rodean y la intervención pasada de Dios con su pueblo. El salmista ora a Dios, pero también pregunta a Dios por que son así las condiciones suyas.

La serie de Salmos 42-45 se acaba sobre el triunfo del Rey de justicia y de verdad que le pondrá todo en orden al final del cuenta y del tiempo — Salmo 45 siendo citado en Hebreo 1 y aplicado a Cristo, nuestra justicia.

Oramos al Padre nuestro, con aquellas citaciones de los Salmos 46-49 :

« Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza; siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad. Por lo tanto, no temeremos cuando vengan terremotos y las montañas se derrumben en el mar » (Salmo 46:1-2, Nueva Traducción Viviente).

« El Señor de los Ejércitos Celestiales está entre nosotros; el Dios de Israel es nuestra fortaleza » (Salmo 46:7, NTV).

« ¡Quédense quietos y sepan que yo soy Dios! Toda nación me honrará. Seré honrado en el mundo entero » (Salmo 46:10, NTV).

« El Señor de los Ejércitos Celestiales está entre nosotros; el Dios de Israel es nuestra fortaleza » (Salmo 46:11, NTV).

« Canten alabanzas a Dios, canten alabanzas; ¡Canten alabanzas a nuestro Rey, canten alabanzas! » (Salmo 47:6, NTV).

« Oh Dios, meditamos en tu amor inagotable mientras adoramos en tu templo. Como lo merece tu nombre, oh Dios, serás alabado hasta los extremos de la tierra; tu fuerte mano derecha está llena de victoria. Que se goce la gente del monte Sión; que se alegren todas las ciudades de Judá a causa de tu justicia » (Salmo 48:9-11, NTV).

« Pues así es Dios. Él es nuestro Dios por siempre y para siempre, y nos guiará hasta el día de nuestra muerte » (Salmo 48:14, NTV).

« ¿Por qué tendría que temer cuando vienen dificultades, cuando los enemigos me rodean? […] Los sabios finalmente tendrán que morir, al igual que los necios y los insensatos, y dejarán toda su riqueza atrás. […] Ese es el destino de los necios, aunque sean recordados como si hubieran sido sabios » (Salmo 49:5, 10, 13, NVI).

Salmos 50-72

De aquí por adelante, unos versículos de los Salmos que fueron memorables para mí mientras leyendo Salmos 50-62:

« […] Llámame cuando tengas problemas, y yo te rescataré, y tú me darás la gloria » (Salmo 50:15, Nueva Traducción Viviente).

« […] El dar gracias es un sacrificio que verdaderamente me honra; si permanecen en mi camino, les daré a conocer la salvación de Dios » (Salmo 50:23, NTV).

« Desata mis labios, oh Señor, para que mi boca pueda alabarte » (Salmo 51:15, NTV).

« Siempre confiaré en su amor inagotable » (Salmo 52:8b, NTV).

« Dios es mi ayudador; ¡el Señor me mantiene con vida! » (Salmo 52:8b, NTV).

« Oh fortaleza mía, a ti canto alabanzas, porque tú, oh Dios, eres mi refugio, el Dios que me demuestra amor inagotable » (Salmo 59:17, NTV).

« Oh Dios, ¡escucha mi clamor! ¡Oye mi oración¡ Desde los extremos de la tierra, clamo a ti por ayuda cuando mi corazón está abrumado » (Salmo 61:1-2, NTV).

« Mi victoria y mi honor provienen solamente de Dios; él es mi refugio, una roca donde ningún enemigo puede alcanzarme » (Salmo 62:7, NTV).

Acerca del Salmo 64. Como astutos de corazón y de mente son los que se oponen a Dios y a sus servidores (Salmo 64:6b), pero «los justos se alegrarán en el Señor, y en en él encontrarán refugio» (Salmo 64:10a). Al final, «los que hacen lo correcto […] alabarán [a Dios]» (Salmo 64:10b). Somos de los que, con David, se confían en Dios (Salmo 64:1, 7-10) en contra de los planes malvados de los enemigos de Dios (Salmo 64:2-6).

Acerca del Salmo 66. Tenemos momentos en nuestras vidas cuando lo sentimos necesario acordarnos a todo lo que Dios has hecho para nosotros en nuestra historia propia, colectivamente y individualmente. También debemos acordarnos del repentimiento nuestro, cuando decidimos pedirse a Dios su perdón (Salmo 66:18). El autor anónimo del Salmo 66 lo hizo en un contexto donde tal vez deseaba animarse a si mismo esperando que Dios responde a sus petición de este momento (Salmo 66:20), o tal vez se acordaba se momentos cuando Dios respondió a sus oraciones, recientes o no (Salmo 66:20). Este Salmo nos puede ayudar para confiarse en que Dios responderá a lo que pedimos ahora.

Acerca de los Salmo 70-71. Estaba leyendo ambos cuando nuestra familia se encuentro en una situación trágica con la muerte de un amigo intimo de uno de nosotros. Aquellos Salmos fueron de gran ánimo para mi a través de este periodo muy difícil de vivir:

« Por favor, Dios, ¡Rescátame! Ven pronto, Señor, y ayúdame » (Salmo 70:1, NTV).

« Tú eres mi ayudador y mi salvador; oh Señor, no te demores » (Salmo 70:5, NTV).

« Oh Dios, no te quedes lejos; Dios mío, por favor, apresúrate a ayudarme » (71:12).

Salmos 73-89

Los tres siguientes llamados libros de los Salmos son tan ricas que los dos primeros, pero hasta el día de hoy no pude documentarlos, y no parece que podré conseguir con la misma intensidad con los que siguen que con los arriba, aunque de vez en cuando añadiré algo.

Por lo general, cuando leemos los Salmos 83-84, no nos damos cuenta del contexto histórico, porque muchos de nosotros en este siglo 21 no conocemos bien la historia del pueblo de Dios que nos presenta el Antiguo Testamento. Aún así, podemos entender que algo muy difícil se estaba pasando en la vida del pueblo de Dios que preocupaba sus autores.

Por lo general cuando leo los Salmos 83-84, me pone en los zapatos de los que sufren, pero algún día cuando leí estos dos Salmos, estaba muy desanimado y me sentía muy culpable con respecto a una situación difícil por dentro de la cual no había hecho lo mejor que pudo.

Leyendo los Salmos 83 y 84 en este contexto personal me condujo a orar a Dios de perdonarme porque me sentía como uno de sus enemigos en vez de como uno de sus niños. Fue este día la manera en la cual Dios me ayudó aceptar su perdón con ayuda de dos Salmos, como también me ayudó regresar a una actitud de confianza en el amor de Dios (1 Juan 4:8).

Salmos 90-106

«Sácianos cada mañana con tu amor inagotable, para que cantemos de alegría hasta el final de nuestra vida» (Salmo 90 v 14, Nueva Traducción Viviente).

Salmos 107-150

«¡Den gracias as SEÑOR, porque él es bueno! Su fiel amor perdura para siempre. ¿Los ha rescatado el SEÑOR? Entonces, hablen con libertad! Cuenten a otros que él los ha rescatado de sus enemigos» (Salmo 107 v 1-2, Nueva Traducción Viviente).

¿Desea usted involucrarse con nuestra comunidad de dialogo acerca de la fe cristiana? ¡Venga a visitarnos! Podrá usted comunicar con nosotros en francés, inglés, o español.  ¿No le gusta a usted los foros? ¿o le parece demasiado complejo? En vez de eso, puede usted escribir unas palabras en la casilla de comentarios de Saber y creer – el Encuentro  o puede usted comunicar conmigo según las indicaciones de Preguntas u observaciones.

Daniel Garneau, B Th, B Com, MA
Editado: octubre 2016; diciembre 2017; enero y julio 2018.
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* Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente (NTV), © Tyndale House Foundation, 2010.