Síntesis: Una reflexión teológica que esta desarrollada a fuera de una postura de fe de parte del teólogo es una revuelta puesto que se trata de un rechazo del objeto de estudio. Al contrario, lo que se necesita para la reflexión teológica es la convicción de que lo que se estudia es verdadero y que esa verdad proviene del Dios único mismo, es decir que es por dentro de una postura de fe cristiana que se debe estudiar la teología. No solo eso, sino también que debemos reflexionar sobre la fe cristiana pidiendo a Dios y esperando que Él nos da respuestas por las preguntas que nos ponemos a propósito de nuestra fe. Eso se aplica tanto a los teólogos de vocación como a los cristianos buscando la verdad.
Introducción
Una reflexión teológica que se haga fuera de una posición de fe cristiana por parte del teólogo no puede ir más allá de la etapa del conocimiento de los hechos y constituiría una revuelta ya que sería un rechazo del objeto de estudio. Ahora bien la reflexión sobre la fe no puede ser ni revuelta intelectual ni sacrificio de la inteligencia.
Desde la postura de la fe que hace que el trabajo teológico sea necesario y posible surgen las condiciones que rigen este trabajo y el camino del teólogo mismo. Es en una actitud de oración que el teólogo debe reflexionar sobre su fe, esperando que Dios mismo le dé las respuestas a las preguntas sobre las que se refleja.
Es con tales disposiciones interiores que la persona del teólogo debe repensar su fe para apropiarse de su comprensión, sabiendo que es de Dios que vendrá aquel entendimiento. Este es el espíritu en el cual este artículo está escrito.
Este informe de lectura se basa en un extracto de Karl Barth, Prueba de la existencia de Dios, según Anselmo de Canterbury. Una apreciación de este texto será seguida de mi recepción crítica de éste – observaciones, pistas de análisis, cuestiones – con una atención particular a la metodología teológica desplegada en el texto, tomando como apoyo los tres pilares del modelo de Stanley J. Grenz : (1) la norma bíblica; (2) las herencias cristianas; (3) la norma del contexto historico-cultural, incluyendo su racionalidad y sus modalidades de interpretación experiencia vivida. Me apoyaré igualmente sobre el complemento al modelo de Grenz propuesto por Garneau1 con el fin de reflejar mejor las dimensiones de interioridad e intimidad con Dios presente en la obra de Anselmo.
1. Apreciación general del texto
El acto de comprensión en Anselmo, según Barth, tendría, como con los Padres de la Iglesia, no solo un objetivo polémico, sino también un objetivo de delectación en el simple hecho de comprender las razones de nuestra fe y de poder defenderla.2. Lo que debe entenderse aquí es la naturaleza de la realidad en la que creemos y de la que ya estamos seguros, o, como señala correctamente Miller, «comprender esta fe en Dios que vivimos»3. Este es el efecto de nuestra fe en la realidad de Dios en quien ubicamos nuestra confianza. No es para confirmar nuestra fe ni para tranquilizarnos en nuestras dudas que tratamos de entender, sino porque ya sabemos qué lo que creemos es verdad. ¡Avanzar en nuestra comprensión de lo que es verdad de Dios y de su obra nos llena de alegría4!
La necesidad de la teología es visible en Anselmo: (a) en su convicción de que Dios es la verdad; (b) en el deseo del cristiano de expresar su amor a Dios por su obediencia a él (incluido el deseo de distinguir la justicia de la injusticia, la verdad de la falsedad, el bien del mal); (c) en la imposibilidad de una fe sin un concepto de Dios y sin receptividad a este concepto (el primero de la palabra de Dios, el segundo hecho posible por la imagen de Dios en todos); (d) finalmente, la teología es necesaria porque nos atrae hacia el límite de lo que es humanamente posible que comprendamos o sepamos acerca de la fe antes de ver a Cristo en la cara.
En resumen, para Anselm, no tratar de comprender la naturaleza de nuestra fe es una negligencia con consecuencias de gran alcance, por lo que considera que la teología es necesaria para la fe.
Lo anterior resume mi comprensión del primero de los cuatro movimientos de la teología de Anselmo según Barth: (1) la necesidad de la teología. Los otros tres movimientos de esta teología son: (2) la posibidad de la teología; (3) la condición de la teología; (4) el recorrido del teólogo que refleja teológicamente – lo que Barth llama el camino de la teología.
Con respecto a la posibilidad de la teología, Anselm sostiene que la fe es ante todo escuchar y recibir la palabra de Cristo, o la palabra de quienes proclaman a Cristo5. «Al texto mismo de la Escritura viennen añadirse – iguales en dignidad y en valor – las consecuencias que indiscutiblemente se deriven de este texto»6. Entre las consecuencias a las que se refirió Anselmo, Barth identifica elementos como el símbolo de Nicea-Constantinopla, las escrituras de los Padres de la Iglesia y del Papa (cuando era necesario identificar una falsa enseñanza de la Iglesia). De lo cual Anselmo planteó la siguiente pregunta (pero sin responder): «¿En qué orden jerárquico deberíamos clasificar estos diversos elementos: el dogma, la tradición, los Padres, el Papa? »7.
A modo de contraste, aún para Anselmo, una reflexión teológica que se realiza fuera de una postura de fe cristiana por parte del teólogo no puede ir más allá de la etapa del conocimiento de los hechos y sería un rechazo del objeto de estudio. Ahora bien la reflexión sobre la fe no puede ser ni revuelta intelectual ni sacrificio de la inteligencia.
Para Anselmo, desde la posición de fe que hace que el trabajo teológico sea necesario y posible surgen las condiciones que rigen este trabajo y el curso del teólogo mismo. Es en una actitud de oración que el teólogo debe reflexionar sobre su fe, esperando que Dios mismo le dé las respuestas a las preguntas sobre las que se refleja. El teólogo, sin embargo, no debe considerar que ha llegado a una comprensión final y absoluta de Dios, porque los límites de su propia condición humana hacen que todo su trabajo sea perfectible.
Es con tales disposiciones interiores que la persona del teólogo debe repensar su fe para apropiarse de su comprensión, sabiendo que es de Dios que vendrá aquel entendimiento. Anselmo también insistió en que ninguna reflexión teológica debería llevar a conclusiones que serían contrarias a lo que enseñan las Escrituras, porque son las Escrituras las que constituyen, según Anselmo, la norma normativa por la cual se juzgan las otras normas.
2. Mi recepción crítica del texto de Cayo según el modelo de Grenz
Me encanta la reflexión teológica de Anselmo tal como se presenta en el texto de Barth. Aprecio particularmente su insistencia en la apropiación personal que el teólogo debe hacer de lo que Dios le enseña en el contexto de su reflexión teológica. También es fácil preguntarse acerca de Dios mientras se pierde de vista a Dios. Anselmo nos recuerda que no es solo el texto bíblico el que nos guía como una norma normativa, sino que lo más importante es nuestra dependencia del Dios que nos habla a través de la Biblia. La invitación de Anselmo a encontrarse con Dios mediante la oración en el acto teológico me parece vital.
Para relacionar el modelo de Grenz (según Garneau) esta reapropiación en oración de lo que la Biblia enseña, y que los símbolos y otros elementos de la herencia cristiana resumen, diría yo de Anselmo, que él integra la interioridad que pertenece a la fe con la herencia cristiana y la Biblia. Esta última es explícita e implícitamente la norma que tiene prioridad sobre todo lo demás. Sin embargo, la herencia cristiana transmitida por la Iglesia en forma de símbolos y otros textos, así como del Papa, también es muy importante, pero nunca puede contradecir lo que dice la Biblia. De acuerdo con el modelo de Grenz (completado por Garneau), dirigirse a Dios para que ilumine nuestro reflejo o nuestra expectativa de parte de Dios para que ilumine nuestra inteligencia de modo que nos encontremos con él en el acto teológico pertenece a la interioridad y a la experiencia asociada con la intimidad con Dios.
De acuerdo con esta forma de entender a Anselmo a la luz de Grenz, la norma bíblica y la herencia cristiana tienen prioridad sobre el aspecto cultural que Grenz atribuye a la experiencia. La vivencia de la que nos habla Anselmo es aquella a la que las Escrituras y la herencia cristiana nos invitan: una vivencia – o experiencia vivida – elegida y asumida por dentro de una experiencia de vida.
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Puede usted comunicar conmigo según aquellas indicaciones: Preguntas u observaciones.
Autor : Daniel Garneau, B Th, B Com, MA
Publicación francés: el 1o de junio de 2017;
Síntesis español : el 25 de agosto de 2017;
Puesta al día del síntesis: el 6 de enero de 2018;
Traducción del articulo entero : el 26 de enero de 2018.
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1 . Consultar Daniel Garneau, Cómo evaluar expresiones teológicas.
2 . Los Padres de la iglesia exhortaron a defender nuestra fe con gentileza y respeto de acuerdo con la exhortación del apóstol Pedro (1 Pedro 3:15).
3 . Miller, David, Théologie du XXe siècle : histoire et méthode, Théologie du XXe siècle : histoire et méthode, Curso del programa de master de teología, École de théologie évangélique du Québec, invierno 2017.
4. Karl Barth, Fides Quarens Intellectum—La preuve de l’existence de Dieu, d’après Anselm de Cantorbéry, traducción francesa de Jean Carrère, Neufchatel y Paris : Delachaux y Niestlé, s.d., p. 13-16.
5. Karl Barth, La preuve de l’existence de Dieu, p, 20.
6. Karl Barth, La preuve de l’existence de Dieu, p, 21.
7. Karl Barth, La preuve de l’existence de Dieu, p, 21.